Cuando tenía 11 años una garrapata mordió a Kirsty Keep. Desde entonces su vida es un infierno, tanto que ahora, a los 23 años, suplica que la dejen morir lo antes posible.
Kirsty estaba jugando en el jardín cuando una garrapata le mordió la espalda. La roncha creció tanto que su tamaña parecía el de una mano.
Desde entonces, la vida no ha sido igual para Keep. Diariamente tiene que soportar dolores que poco a poco aumentan de intensidad, asimismo, su rostro está paralizado y no hay día que no sufra de convulsiones.
Hasta ahora ningún médico puede explicar la enfermedad que padece. En un principio los doctores pensaron que se trataba de la enfermedad de Lyme, otros dijeron que era Lupus, pero nadie ha podido acertar el diagnóstico.
Ante la falta de conocimiento de la enfermedad que Kirsty padece, la joven fue trasladada a Suiza, país en donde es legal practicar la eutanasia.
Pese a que la joven quiere terminar con su vida lo antes posible, los trámites y papeleos le han impedido lograr su cometido.
La familia de la joven, mientras tanto, no pierde la fe y sigue recaudando dinero para pagar una investigación que cure a Kirsty.
El “turismo de eutanasia” crece cada año, pues alemanes e ingleses muy enfermos realizan el último viaje de sus vidas a Suiza para ponerle fin a su sufrimiento.
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