El Olvidado Mundo Antes De Internet, Un Pasado No Tan Lejano

Érase una vez un mundo en el que no había Internet, ni móviles, ni la tecnología estaba tan avanzada… Ese mundo mitológico del que hablamos no es tan lejano, de hecho a nuestra generación seguro que nos suena. De refilón, eso sí, pero nos suena.

No sabíamos qué había de comer gracias a Instagram, sino simplemente preguntando en casa. No éramos más populares por tener más amigos en Facebook, sino por salir con ellos en la vida real. No nos limitábamos a expresar nuestras ideas en 140 caracteres como en Twitter, sino que podíamos hablar largo y tendido. Las fotos las pegábamos en álbumes y no las subíamos a Flickr. Los mensajes se escribían con papel y boli, en lugar de enviarse por WhatsApps y en formato digital. Y no, esto de lo que os estoy hablando no era Narnia.

Las recetas no aparecían en blogs, sino efectivamente en libros de recetas. Wikipedia era una palabra que ni aparecía en la enciclopedia de 15 tomos y los cassettes con canciones eran más grandes que los propios reproductores de música de ahora, los iPods.

Antes podíamos salir de casa sin móvil. ¿Y qué pasaba si no encontrábamos la calle y nos perdíamos? Entonces preguntábamos a algún vecino de la zona. ¿Y qué pasaba si llegábamos tarde y había que posponer la quedada? Había que avisar desde el fijo antes de salir de casa. ¿Y qué pasaba si queríamos hacernos una selfie? Pues en primer lugar esa palabra nos sonaba a cuento chino, pero de habernos hecho alguna habríamos gastado parte del carrete que posteriormente teníamos que revelar con cuidado de no perderla para siempre. ¿Y qué pasaba si escuchábamos de fiesta una canción que nos gustaba pero no sabíamos su nombre? No, Shazam tampoco existía en este mundo del que os hablo. ¿Y qué pasaba si…?

No es mundo tan lejano, aunque parece estar a años luz. No era mejor, ni peor, simplemente era diferente. Tenía sus pros y sus contras respecto a la actualidad, pero tampoco vamos a negarle todo su encanto. Es innegablemente nuestro pasado, son nuestras raíces. Nuestra generación la ha vivido, seguramente la recuerde en mayor o menor medida, y le guardará cierto cariño o nostalgia. Al fin y al cabo somos los Mileniales, la generación del cambio.