Sucedió en 1928. En ese desafortunado día, la chica de 16 años, Minka Disbrow, estaba en un picnic con su amiga. De la nada aparecieron tres hombres adultos. Amenazaron y persiguieron a su amiga, y la desafortunada Minka fue violada por uno de estos monstruos.
Minka no le dijo a nadie sobre ese terrible evento. Pero un buen día notó que su vientre comenzaba a crecer. Era tan joven y sin experiencia, que sólo por las explicaciones que su madre le daba se había dado cuenta que estaba embarazada.
Minka tuvo su hija en secreto. La niña se llamó Betty Jane, y la dio en adopción. Pero Minka sentía un lazo invisible entre ellas.
Por décadas, Minka escribió cartas a las organizaciones que aceptaron a su hija para darla en adopción para saber dónde estaba viviendo Betty Jane. No hubo respuesta. Continuó amando y orando por ella, a pesar de que pensaba que nunca se reunirían.
Casi 80 años después, Minka susurró: “Señor, me encantaría ver a mi Betty Jane antes de que yo muera, Prometo que no la molestaré, tan sólo la quiero ver una última vez.”
Betty Jane sabía que había sido criada por sus padres adoptivos y en su cumpleaños 70 decidió encontrar a su madre biológica. Fue a la organización que la llevó para ser adoptada y ahí le dieron la carta de su madre…
Hubo una llamada telefónica un día en el hogar de Minka. Era Betty Jane…
Un mes después, la mamá e hija se conocieron. ¿Tenemos que decirte que tan feliz estaba Minka?
Una historia increíble llena de amor y dolor, separación y un deseo de reunirse… ¡Te dan escalofríos!
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