La ciencia es increíble y constantemente así nos lo demuestra. La demanda de órganos vitales seguros aumenta día a día, a nivel mundial se realizan 119 mil trasplantes de órganos y no son suficientes.
Por esta razón, la generación de órganos in vitro es una alternativa muy prometedora para lograr abastecer a los pacientes que los necesitan. Recientemente, un equipo de especialistas descubrió un método que podría ser sustentable.
La espinaca, una estrategia diferente
Es común que en la ciencia se utilicen plantas para obtener un producto secundario. Pero en esta ocasión, la planta es la estrategia principal para construir un sistema de tejido cardiovascular idéntico al humano. Podría incluso decirse que se trata de un corazón artificial crecido a partir de una hoja de espinaca.
La técnica es un aporte totalmente novedoso a la construcción de sistemas vasculares, resolviendo uno de los mayores problemas al momento de reparar órganos.
La posibilidad de crear tejidos humanos no es una novedad, ya muchos especialistas han logrado obtener órganos grandes a partir de la impresión 3D. Sin embargo, la construcción de un tejido tan particular y delicado como lo es el vascular, con toda esa cantidad de vasos sanguíneos, requiere de un método diferente.
Los complejos sistemas vasculares
En toda creación de tejido artificial, lo fundamental es la construcción de un correcto sistema vascular, sin el cual el tejido resulta muere rápidamente.
Las hojas tienen la particularidad de contar con un sistema de venas finas donde se transporta el agua y los nutrientes hacia las células. Por esta razón, la hoja de espinaca es ideal para imitar el funcionamiento del sistema vascular en los humanos. En estas hojas, especialistas están replicando el movimiento de la sangre a través de las venas.
Para ello, primero debieron modificar a la hoja de espinaca al remover todas las células vegetales, restando únicamente la estructura de celulosa. En la medicina ya se ha utilizado la celulosa, así que no representaría ningún tipo de problema de interacción con el organismo humano.
Luego, la estructura de celulosa fue sumergida en células vivas humanas, de modo que el tejido comenzó a crecer alrededor de las pequeñas venas de celulosa. Así, poco a poco comenzó a formarse un corazón artificial, el cual demostró tener movimiento de fluido dentro del sistema.
Este descubrimiento podría ser útil para reemplazar tejido dañado en pacientes con ataques cardiovasculares o con problemas de contracción en el corazón. Es increíble lo que la ciencia puede lograr a partir de la naturaleza.
Sin duda alguna, estamos conectados con nuestro planeta.
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