Johnny Cavazos es un hombre de Texas que asegura que el destino realmente existe. Una noche no pudo dormir, así que salió para revisar algunas propiedades de su familia. Como siempre, Johnny conducía la camioneta que perteneció a su padre, que falleció en julio de 2015.
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Mientras conducía, Johnny notó que una de las propiedades tenía algunos escombros. Comenzó la limpieza cargando los escombros y colocándolos en la camioneta. Entonces notó que un hombre se acercaba a él desde lejos.
El hombre estaba un poco desaliñado y estaba lastimado de una pierna. Parecía cansado, pero se acercó a Johnny y le ofreció su ayuda.
Uno podría pensar que el hombre estaba buscando dinero a cambio, pero ese no fue el caso. No pidió nada, pero sólo dijo que “quería ayudar”.
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El desconocido admitió estar sin hogar y muy hambriento. Dijo que había estado durmiendo en una iglesia cercana por la noche. También le confesó que había estado trabajando por varios días, pero el hombre que lo contrató no le dio ningún alimento, ni agua, y nunca le pagó.
El señor Cavazos llevó al hombre a un restaurante y ordenó el paquete más grande que había. El hombre sin hogar protestó al principio porque no podía pagar por la comida. Le mostró a Johnny el contenido de sus bolsillos: unas galletas secas, un rosario y dieciséis centavos en monedas.
Casi ofendido por la suposición del hombre de que tendría que pagar por sí mismo, Johnny compró la comida. El hombre hambriento oró antes de siquiera tocar la hamburguesa, y luego ofreció a Johnny la mitad.
Mientras Johnny conducía y el hombre comía, se hacían cada vez más amigos. El sujeto le comentó lo bonita que era su camioneta y Johnny explicó que pertenecía a su difunto padre.
Le mostró al hombre una tarjeta de funeral que guardaba en el camión que tenía la foto de su padre. El hombre miró la fotografía y, después de mirarla y pedirle prestadas las gafas de Johnny para ver más claramente, se puso muy emotivo.
Los niños demuestran ser los más nobles: Su mamá quiso que se alejara del vagabundo, pero esta pequeña demostró tener un corazón enorme
Reconoció al padre de Johnny, Juan Cavazos Sr. y a su esposa Araceli también. Eran dueños de una farmacia. El desconocido explicó que hace años vivía en México y que su hija había estado muriendo. Necesitaba medicina pero era muy cara. El papá angustiado caminó a la farmacia al otro lado de la frontera y los Cavazos mostraron compasión e hicieron lo que pudieron por el hombre y su hija enferma.
El hombre sin hogar dijo que él y su esposa a menudo hablaban de cómo podían pagarles por su amabilidad. Johnny le aseguró al hombre que ya había cumplido con su deber, pues había ayudado a limpiar la propiedad que tenía y ni siquiera pidió nada a cambio.
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