Una mirada triste, la cabeza inclinada, las orejas gachas, la espalda encorvada, la cola entre las patas… Todos los que tenéis un perrito en casa sabéis de lo que os hablo, ese sentimiento de culpa que tiene vuestro pequeño cuando hace algo que no debe.
Mientras que muchos creen que su perro está mostrando remordimiento real por haber hecho sus “necesidades” en la alfombra o por haber roto la bolsa de basura en la cocina, se trata de un acto de sumisión que de una admisión de culpabilidad, según psicólogos de conducta de animales.
En un reciente artículo de la revista Psychology Today, el biólogo, Nathan H. Lents, describió algo llamado “el arco de la disculpa” que es muy parecido a lo que hacen nuestros perritos. Esto lo aprendieron de lobos cachorros en las primeras fases de integración social.
Cuando un lobo cachorro muerde muy fuerte a alguien de su manada mientras juegan, él se sentirá por un tiempo rechazado por el resto del grupo, y para recuperar la compañía de su manada, el cachorro aprenderá a acercarse con un “arco de la disculpa”.
Cuando nuestros perros muestran este comportamiento, significa que están reaccionando a nuestro tono, el lenguaje corporal y energía. Según la investigación, ellos lo harán sin importar si han desobedecido o no, sino que demuestra que entienden que están siendo regañados y castigados, pero no necesariamente reconocen lo que han hecho mal para merecer el castigo, es decir, no es sentimiento de culpa.
Así que piensa dos veces cuando los regañes y no actúes por tus impulsos y enfado. Regáñalos estando tranquilo, ya que ese “arco de la disculpa”, es su manera de decir: “Me rompe el corazón cuando estás enfadado conmigo. ¿Podemos ser amigos de nuevo?”
Comparte esta información con tus amigos para que comprendan lo que sienten realmente sus perritos.
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