Fahire Kara escapó por los pelos de la peor avalancha mortal vivida en La Meca. Pero permanecer salvar la vida aquel día la ha condenado a un secuestro de 27 años del que no puede escapar sin que ella o su captor sean condenados a muerte.
Todo comenzó el 2 de julio de 1990. Fahire y su esposo Abdulá viajaron ese año desde Turquía hasta la Meca para realizar el peregrinaje musulmán Hajj. Estando en la zona de la Gran Mezquita, un movimiento de pánico entre las personas que pasaban por el túnel que unía la mezquita con el desierto de Mina desató una estampida fatal : 1.426 personas murieron por asfixia y aplastamiento.
Abdulá, herido gravemente, se lanzó a buscar a su esposa Fahire encima de los cadáveres y los cuerpos malheridos. De acuerdo a Euronews, cuando la encontró esta estaba moribunda, recitando una plegaria.
Sin embargo, ni él ni ella sabían que lo que llegaría a continuación sería aún peor que la estampida. Abdulá fue llevado al hospital en cuanto llegaron los equipos de rescate. Él supuso que Fahire correría su misma suerte así que cuando le dieron el alta se dedicó a buscar a su esposa por todos los hospitales posibles.
Pero a Fahire se la había tragado la tierra. Ni en los hospitales ni en las morgues. Abdulá no pudo encontrar a su pareja por ninguna parte y tras días de búsqueda desistió y volvió a Turquía. El hombre comunicó a sus 12 hijos la noticia de la muerte de su madre.
Todo comenzó el 2 de julio de 1990. Fahire y su esposo Abdulá viajaron ese año desde Turquía hasta la Meca para realizar el peregrinaje musulmán Hajj. Estando en la zona de la Gran Mezquita, un movimiento de pánico entre las personas que pasaban por el túnel que unía la mezquita con el desierto de Mina desató una estampida fatal. 1.426 personas murieron por asfixia y aplastamiento.
Años más tarde, los hijos de Fahire escucharon una historia increíble que les dio un vuelco al corazón: una vendedora de souvenirs turca que vivía en Arabia Saudí no dejaba de contarles a los peregrinos que hacía años había sido secuestrada en La Meca y ahora quería encontrar de nuevo a su familia. Pensaron que esa vendedora podría ser su madre.
Para comprobar sus sospechas, decidieron contactar con el periodista Müge Anli, que se propuso investigar la historia. Anli descubrió que en Medina había un hombre yemení casado con una mujer turca. Se acercó a la mujer y pudo reconstruir su historia. Según ella, aquel hombre con el que convivía la había secuestrado 27 años atrás aprovechándose de su estado moribundo.
Tras el desastre de la estampida, el hombre, un trabajador municipal de limpieza, llegó hasta Fahire como tantos otros dispuestos a ayudar en la atención de los heridos. Él encontró a Fahire, la cogió en brazos y se alejó con ella de la zona donde se había producido la estampida. Le dijo a todo el mundo que se cruzaba que iba a llevar a aquella mujer al hospital por su estado crítico. Pero su intención era otra.
El supuesto auxiliador puso rumbo a su casa en Medina. Allí mantuvo a Fahire encerrada, bajo llave, durante 6 años. No le permitió pisar la calle hasta el nacimiento de su primer hijo en común. Más tarde, Fahire dio a luz a dos niños más y siguió viviendo con su captor. A pesar de ver en la televisión todos los intentos de búsqueda de su familia, nunca dijo nada y nunca denunció a su secuestrador. ¿Por qué?
Anli descubrió que en Medina había un hombre yemení casado con una mujer turca, una mujer a la que él había secuestrado 27 años atrás aprovechándose de su estado moribundo.
Fahire sabe que si dice una sola palabra será víctima de las absurdas leyes sauditas según las cuales ella sería lapidada por haber cometido "adulterio" y él sería ejecutado por haberla secuestrado.
No obstante, después de que la historia saliera a la luz, los diplomáticos turcos aseguran estar trabajando en resolver el caso sin que nadie pierda la vida. Para que Fahire, que ahora tiene 75, pueda pisar de nuevo su verdadero hogar. 27 años después.
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