La semana pasada Twitter implantó un nuevo protocolo para tratar de acabar con los "abusones" que pululan en la red social. Para ello, ha decidido castigar a todo el que "se porte mal" limitando el alcance de sus publicaciones durante un tiempo determinado.
El protocolo hace que, temporalmente, los usuarios que no siguen a la persona penalizada no vean sus tuits, limitando efectivamente el alcance de sus publicaciones. Por ejemplo: Si el usuario penalizado menciona a alguien a quien no sigue, esa persona no verá el tuit en su pestaña de notificaciones. Y si los seguidores del usuario penalizado lo retuitean, esos retuits no serán mostrados a todos aquellos que no le sigan.
Este nuevo protocolo llega al mismo tiempo que Twitter está esforzándose en atajar el problema del acoso en su plataforma. Jack Dorsey, el CEO de Twitter, comentó recientemente que proveer a sus usuarios con un mejor control es la prioridad nº1 de la compañía.
Un portavoz de la compañia ha querido aclarar también que este tipo de penalizaciones no se aplican solo por utilizar determinadas palabras, su equipo observa el comportamiento del usuario y valoran si es abusivo o no antes de aplicar el protocolo.
Este debe ser aproximadamente el quicuagésimo noveno capítulo del culebrón "Twitter y la libertad de expesión". A pesar de que debería estar protagonizada esencialmente por la empresa y los usuarios, cuenta con cameos demasiado frecuentes de políticos e incluso del Tribunal supremo. ¿Se aclararán algún día con dónde quieren ponerle los límites al troleo?
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