Muchos de los fetiches y costumbres relacionadas con la sexualidad y el matrimonio que hoy resultan escandalosas en gran parte del mundo, eran vistas con buen ojo, o al menos eran bastante comunes, en el antiguo Egipto y no solo eran practicadas por la nobleza de la época, sino también por las clases más bajas.
Aunque era mal visto, la necrofilia era cosa habitual entre los embalsamadores. La antigua cultura egipcia es famosa por su reverencia a la vida después de la muerte y la manera en que preservaban los cuerpos de los difuntos a través de la momificación, pero los responsables de momificar los cadáveres solían tener sexo con los mismos, de acuerdo a reportes, especialmente con aquellos de mujeres hermosas.
Si a algún embalsamador lo encontraban en el acto, era denunciado, sin embargo, también hay reportes de que algunos esposos conservaban el cuerpo de sus parejas durante unos días antes de enviarlas a preparar para su paso a la siguiente vida.
Los muertos no eran los únicos blancos amorosos de los egipcios. Ellos también solían tener sexo con animales frecuentemente. Los dioses de Egipto generalmente tomaban la forma de algún animal, considerados sagrados en esta religión, como los cocodrilos.
Los egipcios lograron la hazaña de tener relaciones sexuales con estos feroces animales volteándolos sobre su espalda, impidiendo así que se resistieran a la penetración. Creían que el sexo con cocodrilos traería prosperidad y restauraría la potencia de los hombres.
A milenios de tener a la mano métodos de prevención de concepción a la mano, los egipcios utilizaban estiércol y goma de acacia como anticonceptivos. Existen papiros antiguos en los que se revela cómo utilizaban goma hecha de la savia de la acacia porque tenía propiedades espermicidas, así como una sustancia hecha de miel y carbonato de sodio.
Asimismo, usaban un pesario pesario (una especie de diafragma) hecho de estiércol de cocodrilo.
El sexo entre marido y mujer no siempre era un asunto privado. Existen escenas artísticas en las que se muestran sirvientes y niños presentes en momentos íntimos de pareja, incluso a veces sobre la misma cama.
Esto podría deberse a que las casas en aldeas antiguas como El Lahun, Amarna y Deir el Medina eran pequeñas y abarrotadas, de manera que no había mucho espacio para el romance.
Si bien el sexo era una parte normal de la vida cotidiana, se consideraba preferible si estaba dentro de los límites del matrimonio, por lo que era normal que la mayoría de la gente se casara, a menudo en una edad joven.
No era extraño que los jóvenes pensaran en el sexo opuesto y esto quedó en evidencia en la poesía amorosa del Nuevo Reino, que está llena de deseos sexuales y románticos, además de pasajes sobre el amor no correspondido.
Aunque muy extraños en algunas de sus preferencias sexuales, después de todo los antiguos egipcios guardaban algunos parecidos con el romance moderno. ¿Tú que opinas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario