Es cierto que en algunos casos las mascotas pueden traer gérmenes o bacterias, en su pelaje o en su saliva, y que puede no ser lo más adecuado para una persona con las defensas bajas. También algunos pueden ser alérgicos al pelaje de los animales y esto no sería lo mejor cuando se encuentran débiles.
Sin embargo, las personas que son alérgicas, por lo general ya lo saben y no tienen mascotas, y las bacterias también pueden entrar a los hospitales junto con los familiares, con otros pacientes, y hasta con los médicos.
Es por eso, en el hospital Juravinsky de Canadá los médicos llegaron a la conclusión de que dejar a las mascotas visitar a sus cuidadores enfermos podía ser beneficioso.
En realidad, todo comenzó cuando Zachary Noble, quien estaba internado viviendo la etapa fiinal de una larga enfermedad, manifestó a su tía Donna Jerkins el deseo de ver a su perro por última vez. La mujer insistió, hasta que pudo conseguirlo. Pero no se quedó satisfecha con esa sola experiencia.
Tras la muerte de Zachary, Donna decidió crear Zachary's Paws For Healing, una organización que trabaja con el objetivo de lograr que todas las personas tengan derecho a lo mismo que su sobrino: poder compartir tanto su recuperación en un hospital, como sus últimas horas de vida, con las mascotas que siempre los han acompañado.
Los médicos del hospital Juravinsky decidieron darle espacio a esta iniciativa, ya que los especialistas confiaban en que el beneficio del vínculo sentimental entre las personas y sus mascotas queridas podía ser más importante que los riesgos, ya que los animales pueden transmitir ánimos, esperanza y fuerza a sus cuidadores, y para muchos, eso hace la diferencia entre la salud y la enfermedad.
Los médicos, ahora muy contentos con la decisión, explican que deben tomarse ciertos recaudos, pero que la iniciativa fue un éxito: "Dijimos: si es algo que es importante para nuestros pacientes... ¿cómo podemos hacerlo posible de una manera segura?", se preguntaba la Directora del Servicio de Oncología del hospital. La respuesta fue pensar un protocolo para higienizar a los animales antes de que ingresaran, y para que no estuvieran en contacto con otros pacientes además de sus cuidadores.
Tanto en el hospital como en la fundación coinciden en que los resultados son asombrosos y muchos pacientes de terapia intensiva comienzan a mejorar cuando recuperan el contacto con sus mejores amigos. "Vemos milagros todos los días", afirma Donna, llevándole al mundo un mensaje de amor.
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