El pequeño Bayezid Hossain tiene cuatro años, pero su apariencia es la de un niño (o un hombre) mucho mayor. Esto se debe a una trágica condición que lo ha acompañado desde su nacimiento, una mezcla de patologías y síntomas que cambian desde su rostro hasta sus extremidades.
El niño sufre de hinchazón de rostro, piel sobrante, dolor en articulaciones y ojos huecos, lo que quizás nunca en su vida pueda llegar a curas.
Bayezid vive con su familia en Magura, un pueblo al sur de Bangladesh, donde hay las condiciones básicas de vida no son dignas, menos para un pequeño niño con enfermedades como él. Muchos se refieren a él como el viejo, con cariño, con quien los otros niños en un comienzo tenían miedo de jugar.
Otro de sus problemas es que tiene problemas al orinar, y tiene una dentadura muy débil, tal como sería en el caso de un anciano. Sus padres saben que en sus condiciones, puede que su hijo no viva más allá de los 15 años, al padecer lo que se llama Progeria y Cutis Laxa.
Su madre, Tripti Khatun de 18 años, dio a luz al pequeño apenas a sus 14. Dice que le impresionan las habilidades mentales de su niño, pero que verlo es un triste recordatorio de que su vida podría ser demasiado corta.
Una de las soluciones para mejorar su calidad de vida, es una serie de cirugías. Los doctores no pueden comenzarlas sino hasta 5 años más, ayudados por robots.
A pesar de su desarrollo físico anormal, mentalmente parece ir más rápido que otros niños de su edad, siendo muy intuitivo.
“No se ve como otros niños. Se ve como un anciano. Como madre primeriza no puedo soportar el dolor de ver a mi hijo así”.
Tripti dice que los doctores no sabían que hacer con él cuando nació, y que parecía un alien. No sabían qué padecía, y si estaría a salvo o no. Por lo que sólo se contuvieron a esperar a que creciera.
Mientras tanto, en su aldea, todos los vecinos iban a ver asombrados al extraño bebé. Y aún sigue sucediendo.
Algunos le tenían miedo, incluso cuestionaron a Lovelu, el padre, y Tripti, quienes trabajan desde muy jóvenes por poco dinero. Pero su esperanza fue creciendo cuando veían que el niño tenía una gran personalidad, y que su mente es muy aguda.
El pequeño no puede ir a la escuela por precauciones. Han enviado dinero y peticiones a muchos doctores, pero ninguno ha tenido una solución ahora para Bayezid. Y la pobreza de la familia dificulta las condiciones.
“Hemos ido a hospitales, santuarios, hechiceros, chamanes – sugirieron cualquier cosa. Pero la situación sigue igual y quizás empeora cada día. Mi hijo no es normal y es trágico para cualquier padre saber que su hijo no sobrevivirá mucho tiempo. Pero estoy orgulloso de él, es extremadamente inteligente comparado con otros de su edad”.
Por ahora, no queda más que esperar para esta joven familia. Esperar, disfrutar el tiempo, y que al divulgar su historia se pueda encontrar una solución.
“Su madre llora desconsoladamente todo el tiempo. Han pasado cuatro años sin que nada cambie. Es demasiado doloroso ver a nuestro primer hijo pasar por esta enfermedad que no podemos ni tratar. Quisiéramos tener más hijos, pero estamos asustados. Nos sentimos desamparados, como cualquier otro padre”.
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