tiene que ser, desde luego, un trabajo bastante desagradable. Aunque también depende mucho del tipo de crimen. Mientras unos solo implican limpiar un pequeño charco de sangre, otros dejan la habitación o la casa como sacada de una película de terror.
Estas son algunas de las historias más inquietantes que han vivido los encargados de limpiar escenas de crimen
1. No era una máscara de Halloween
Mi marido es bombero y paramédico y aún está traumatizado por un accidente al que tuvo que acudir hace años. Una pareja joven, de unos 20 años, estaba por ahí bebiendo y divirtiéndose con sus amigos cuando se metieron en una pelea y decidieron marcharse. El novio pensó que conducir a 100 km/h en estado de embriaguez era una buena idea. Tuvieron un accidente y el coche quedó dividido por la mitad. La pierna de la chica salió disparada, pero ella no murió.
Cuando mi marido se acercó hasta la escena del accidente, vio una máscara de Halloween en el suelo. Una de esas que cubre toda la cabeza y que tiene pelo y todo. Entonces se dieron cuenta de que no era una máscara. Era la piel de la cabeza del chico. ¡Era real! Mi marido tuvo que ayudar al forense a recoger todas las partes de los cuerpos, que incluía un trozo de pierna que se había quedado atrapado, y la “máscara”, por supuesto. No tengo ni idea de cómo ocurrió eso.
2. Un intento de suicidio
Mi cuñado acudió a un intento de suicidio antes de Acción de Gracias. La llamada provenía del marido diciendo que se habían producido tres disparos. Así que enviaron a varios oficiales pensando que podría tratarse de un asesinato y suicidio. Cuando llegaron, a la chica le faltaba básicamente el lado derecho de la mejilla.
Se estaba desangrando en el el salón. Había ido al baño, su marido la abordó allí y se disparó a sí misma en la cabeza, causándose una herida superficial y finalmente, cuando consiguió alejar el arma de su cuerpo, se disparó a sí misma a través de la cómoda creando una especie de “aerosol” arterial. Mi cuñado asegura que mientras los paramédicos la intentaban tratar. la chica tenía fugas de sangre por todos lados.
3. Perros en la escena del crimen
Un pequeño avión se estrelló en nuestro rancho. Las autoridades retiraron los cuerpos y después vino un equipo de limpieza. Al día siguiente, se me ocurrió salir con mis perros a pasear. Fue realmente inquietante y desagradable ver como los perros volvían con trozos de carne humana cubierta de hojas en sus bocas. Pusimos todas las piezas que encontramos en una bolsa de basura, pero ¿qué hacíamos con ellas? ¿Devolvérselas a la familia? ¿Tirarlas a la basura?
4. Partes del cuerpo esparcidas por el balcón
Estaba en la escena de un crimen en la que una persona recientemente se había precipitado desde un balcón a la calle de abajo. Los balcones de la segunda y la tercera planta sobresalían más que los demás. La persona que se lanzó al vacío se había dejado trozos de sí mismo en la tercera planta y el resto había continuado hasta el segundo piso.
5. Fluidos corporales a través de la alfombra
Soy propietario de una empresa de limpieza de alfombras y restauración.
Una mujer con obesidad mórbida (unos 230 kilos) murió y nadie la encontró durante tres semanas, por lo que los fluidos corporales se filtraron por todas partes, penetraron el colchón, la alfombra, la almohada y hasta el suelo de madera. Lo que nos gastamos en mascarillas, ¡fue el mejor dinero invertido!
6. Los restos repartidos
Un hombre se suicidó tirándose a un tren que iba a 100 km/h. Ayudé a la funeraria a recoger los restos dispersos en más de 75 metros.
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