Un equipo de investigadores del Laboratorio de Electrónica Orgánica de la Universidad de Linköping (Suecia) ha conseguido fusionar las señales electrónicas que envían y procesan los dispositivos electrónicos que conocemos con las plantas, para crear unos polímeros semiconductores que convierten las flores en auténticas baterías. Nos adentramos en el campo de la electrónica orgánica.
El nuevo material combina las señales eléctricas con las señales de la propia flor y las convierte en señales electrónicas corrientes.
En 2015 los expertos consiguieron que una rosa generase componentes clave de los circuitos electrónicos. Ahora, un miembro de este equipo, Roger Gabrielsson, ha conseguido avanzar en este estudio con el desarrollo de un material especialmente diseñado para convertir flores en circuitos eléctricos.
¿Cómo lo han conseguido?
Manipulando las proteínas contenidas en las tilacoides (las estructuras presentes en las células vegetales y que son causantes de la captura y almacenamiento de la energía del sol), los científicos consiguieron interrumpir la vía por la que fluyen los electrones. Además, las tilacoides modificadas fueron inmovilizadas en un soporte diseñado con nanotubos de carbono (50.000 veces más finos que un cabello humano).
Una vez insertadas en el soporte de nanotubos de carbono, estos actuaron como un conductor eléctrico, capturando los electrones liberados por el material vegetal y enviándolos por un cable.
Este nuevo material permitirá en el futuro utilizar la energía de la fotosíntesis para alimentar una célula de combustible o incluso registrar y regular el crecimiento y otras funciones internas de las plantas.
El estudio ha sido publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
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