Cuando se habla de inocencia, no hay nadie que la represente mejor que los niños, por lo que muchos nos veríamos inclinados a pensar que ni el más descorazonado se atrevería a dañar a un niño. Pero -una vez más- la realidad nos demuestra lo contrario.
67 son las víctimas hasta el momento del mortífero ataque químico ocurrido hoy en la zona Khan Sheikhum de la provincia Idlib en Siria y al menos 300 sufrieron heridas graves, entre ellos, muchos niños.
Autodestrucción
Los responsables de estas intoxicaciones fueron aviones del gobierno al mando del presidente sirio Bashar al-Assad. Y como los ataques con gas sarín no fueron suficientes para matar la inocencia, más tarde se atacaron hospitales y emergencias que habían asistido a todos los dañados.
¿Casualidad?
El embajador estadounidense para las Naciones Unidas había expresado que el gobierno de los Estados Unidos ya no se enfocaría en remover a Assad de su mandato.
Por otro lado, ya se inició una conferencia en la Unión Europea para discutir sobre el futuro de Siria.
Un escenario infernal
Un homicidio silencioso, invisible y completamente frío, pero no menos desgarrador e inhumano. Mientras soñaban con sus fantasías, docenas de niños fueron atacados y sufrieron convulsiones, parálisis y sangrados hasta la muerte.
Ahmad Tarakji, el director de la Sociedad Médica Americana de Siria, no concibe cómo esto puede estar sucediendo y cuestiona a la humanidad entera y a su falta de respuesta ante estos terroríficos hechos.
Las víctimas se encuentran recibiendo atención en los diferentes hospitales de Siria pero hay 200 personas afectadas (entre ellos al menos 20 niños) y lamentablemente no se cuenta con el equipamiento necesario para hacer frente a ataques químicos de este calibre.
Señales de poder y falta de acción
Este ataque destructor es la prueba de que el presidente Bassar al-Assad cobró más fuerzas que nunca sobre los rebeldes y que está dispuesto a ir tan lejos como se necesite para dominar el país entero y enfrentar a la comunidad internacional.
Respecto a las precauciones que se podrían haber tomado, este hecho es otra demostración de que la comunidad internacional debería repensar urgentemente cómo está manejando este conflicto.
Algunos afirman que al resto de mundo no le preocupa demasiado que ocurran atrocidades como esta. No obstante, es necesario reconocer que negociar con organismos y representantes que rompen los acuerdos establecidos no es nada simple y menos cuando hay miles de vidas inocentes de por medio.
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