El pasado día 27 de Diciembre una sucursal de La Caixa fue asaltada a punta de pistola a primera hora de la mañana por un atracador que siguió el protocolo habitual en este tipo de situaciones. Cerró las puertas de entrada, ocultó las cámaras, solicitó el dinero de la caja, así como el de todos los clientes del banco presentes en ese momento, y salió corriendo en tiempo record antes de que la policía pudiera llegar al lugar del atraco.
Una vez pasado el susto inicial y tras declarar ante la policía, los trabajadores del banco intentaron volver a la normalidad, por lo que acudieron al bar de al lado a tomar su desayuno como cada día. Cuando llegaron no podían dar crédito a lo que sus ojos estaban presenciando. Allí mismo reconocieron al atracador, que había hecho su trabajo sin cubrir su rostro, tomándose unos lingotazos, invitando a todos los presentes, cantando alegremente y presumiendo de que había robado un banco esa misma mañana, posiblemente influenciado por la gran cantidad de whisky que había tomado .
Como no podía ser de otra forma avisaron inmediatamente a la policía, cuyos agentes al llegar no podían salir de su asombro al comprobar que realmente el atracador estaba allí, a 10 metros del banco, tomándose unas copas como si nada. Tras rechazar la invitación que también a ellos les hizo, lo detuvieron y lo pusieron a disposición judicial.
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