Este caso se ha venido repitiendo una y otra vez y no hay forma que las personas que se encargan de hacer este tipo de pozos para poder sacar agua hagan algo para proteger a las personas y animales para que no terminen por accidente enterrados en ellos y puedan perder la vida.
En algunos países por la extremada pobreza de sus habitantes no pueden construir los pozos del agua como está determinado por los expertos y los Bomberos de Beyloz en Estambul atendieron una llamada para que averiguaran que habia en un pozo que daba gritos de lamentos en las noches.
En el Barrio de Dereseki los vecinos hacía varias noches estaban escuchando lamentos que salían de un pozo cercano, al llegar los bomberos los vecinos se acercaron para darle información de lo que venían escuchando. Al ver el lugar se sorprendieron pues en ese pozo no cabía nadie ya que el agujero media solo 30 centímetros.
Al fin después de poner en práctica varias ideas pudieron determinar que los lamentos eran de un pobre cachorro de alrededor de 3 a 4 meses que por accidente habia caído en el pozo y lo que escuchaban eran los aullidos del pobre animal pidiendo auxilio ya que tenía hambre y frío.
Al ser infructuosos los intentos y haber pasado muchas horas en el rescate decidieron lanzarle agua y alimento para que comenzará a reunir fuerzas mientras ellos se ideaban otra forma de sacarlo. Acudieron a los vecinos para recolectar ideas que los ayudaran a sacar al cachorro del pozo.
Los estudiantes de una Universidad propusieron hacer un brazo robótico que pudiera entrar en el pozo y así rescatar al perro, fue la mejor opción pero se tardó 11 días en poder ser terminada, mientras tanto todos los días se alimentaba al cachorro para que fuera reuniendo fuerzas para cuando saliera del lugar.
El 15 de febrero a la 5:45 de la mañana se pusieron a rescatar al pobre animal, la labor tampoco fue fácil y consumió mas de tres horas en lograrlo pero al sacarlo encontraron a un hermoso cachorro que gracias a los cuidados de la comunidad por 12 días logró recuperarse, los bomberos lo bautizaron como Kuyu, que quiere decir pozo en su idioma.
Fue llevado al veterinario quien lo consiguió en perfecto estado de salud y por haber invertido tantas horas de trabajo para rescatarlo decidieron adoptarlo como su mascota, así que Kuyu sacó de este mal momento un futuro lleno de cariño, cuidado y felicidad.
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