Hace ya ocho meses de la aparición del delfín enterrado en la Casa de Campo de Madrid, pero no ha sido hasta ahora cuando se ha empezado a esclarecer el caso. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ha afirmado que no tiene nada que ver con un caso de tráfico de animales, pese a ser una de las primeras hipótesis.
Todo apunta a que algún particular decidió recoger el cuerpo, tras encontrarlo ya sin vida en la playa, y llevárselo a casa para disecarlo o al menos conservar sus huesos. Tras realizar múltiples pruebas al cuerpo del animal, se ha podido confirmar que se trata de un delfín común oceánico, o de aletas cortas. Esto quiere decir que, al no tratarse de una especie exótica como son los delfines de río, no se trata de un caso de tráfico ilegal.
Otro de los puntos clave en la investigación es la malla que envolvía el cuerpo. Es una técnica bastante común cuando se quiere conservar los huesos de cualquier animal. Al enterrarlo, los insectos se encargan de comerse las partes blandas del cuerpo, quedando los huesos recogidos y ordenados en la malla. Los huesos de delfín no tienen ningún tipo de reclamo en el mercado animal.
El animal fue encontrado gracias al olfato de un perro el pasado mes de marzo. Pero, tranquilos, podéis seguir yendo a parques sin miedo a encontraros otros, ya que suele vivir en los mares tropicales de los océanos Atlántico, Pacífico, e incluso del Índico. Como curiosidad cabe destacar que hasta principios de los 90 se pensaba que era la única especie de este género.
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