Los perros son los mejores amigos del hombre, y podemos contar historias increíbles sobre su fidelidad, pero a veces los hombres no somos los mejores amigos de ellos. Por eso, en muchos casos, terminan viviendo en refugios.
La Sociedad Protectora de Animales de Missouri tiene algunos programas para reinsertar a los perros abandonados en hogares de familia, pero se han encontrando, en algunos casos, con un problema: al pasar tanto tiempo solos, luego les resultaba difícil adaptarse al entorno.
Por eso, comenzaron a pensar en maneras creativas de prepararlos para la vida en familia. Así crearon un programa que no puede causarnos otra cosa más que una inmensa ternura: un plan para que los niños lean cuentos a los perritos de los refugios.
El programa The Shelter Buddies Reading Program consiste en que, cada tarde, los pequeños de los alrededores, de entre 6 y 15 años, se acerquen al refugio a leer un cuento a los animales, para que se relajen después de su programa de entrenamiento diario.
Jo Klepacki, director del programa, explica que lo que buscan es ayudar a que los perros abandonados, que por las duras condiciones que han vivido a veces parecen tímidos y miedosos, comiencen a interactuar con personas y sobre todo con niños, pero sin sentirse forzados.
De este modo, así como un niño puede formar su personalidad y su relación con los adultos cuando sus padres le leen cuentos por las noches, aunque sean muy pequeños y aun no los entiendan; los perros, al escuchar la dulce voz de los niños dirigiéndose a ellos, pueden comenzar a aprender, nuevamente, a relacionarse con los humanos en un vínculo de amor y confianza.
Además, en este acto de amor, los niños pueden tomar conciencia, al familiarizarse con el lenguaje corporal de los perros cuando reciben la lectura, de la crueldad que significa el abandono; y del efecto que su cariño puede tener sobre todos los seres vivos.
Al principio, los perros están poco acostumbrados al trato con humanos y la lectura se realiza desde los pasillos del refugio, pero la idea es que, a medida que la relación con los niños se haga más profunda, puedan jugar con ellos, abrazarlos, y, por qué no, ¡adoptarlos!
Esta tierna iniciativa en la que los niños practican sus primeras lecturas mientras que ayudan a los animales abandonados a recuperarse es un ejemplo de que pueden hacerse grandes cosas con pequeñas acciones que brotan del corazón.
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