Se ha visto que muchos animales se “automedican” usando sustancias de la naturaleza; como lo osos, que se limpian los dientes con la raíz de una planta o los chimpancés, que comen ciertas hojas para reducir sus parásitos. Pero algunas hormigas hacen algo más elaborado: crean un compuesto antibiótico mezclando dos sustancias diferentes; algo que se creía que solo los humanos podían hacer.
Un grupo de investigadores observó cómo es que las hormigas mantienen sus nidos libres de infecciones y constataron que estos insectos hacen una mezcla de resina y ácido fórmico, para producir un compuesto antibacterial con el que tratan a toda la colonia. El estudio, publicado en la revista Ecology and Evolution, sugiere que esta es la forma en que las hormigas evitan las epidemias que las podrían devastar.
Ya se había observado a las hormigas recolectar resina de coníferas para almacenarla en los nidos, algo similar a lo que hacen ciertas abejas. La resina es rica en metabolitos secundarios, que tienen propiedades antimicrobiales, pero este simple método no es suficiente para las hormigas.
Estos insectos producen ácido fórmico, el que usan para lanzar a los depredadores. Este ácido también tiene propiedades antimicrobiales, y con este fin lo usan los humanos. Los científicos tuvieron la corazonada de que las hormigas también habían captado su utilidad, por lo que decidieron investigar de qué forma lo aprovechaban, y si su uso tenía algo que ver con la resina.
Entonces analizaron resina fresca en comparación con la resina que las hormigas habían usado por un par de semanas. Probaron de qué manera ambas muestras podían mantener a raya al hongo Metarhizium brunneum, una conocida amenaza para las colonias. La resina expuesta a las hormigas resultó ser mucho más efectiva en mantener al hongo lejos; más que la resina fresca y otras sustancias de prueba. Finalmente los análisis revelaron que la resina se había mezclado con el ácido.
La habilidad de las formicas –como se llama el genero de hormigas estudiadas– para elaborar su propio antibiótico mezclando dos sustancias separadas, es uno de los ejemplos más complejos de zoofarmacognosis que se han observado, y al que se ha llamado “mixología defensiva”. El único otro animal conocido por crear pociones antibacteriales, mezclando diferentes sustancias, es el humano.
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