Heidi, la popular niña huérfana que vivía en los Alpes, ha sido arrestada por haber escondido el cadáver de su abuelo durante veinte años en el establo de la casa donde ambos residían. La policía suiza indica que Heidi, de 44 años, no notificó a las autoridades la muerte de su abuelo para poder seguir cobrando la pensión, de 1500 francos al mes.
El perro Niebla fue el que guió a los agentes hasta el escondrijo. El cadáver se encontraba tapiado en el establo de la casa, ubicada en una zona montañosa de difícil acceso. Debido al frío de la zona, el cuerpo se encuentra en buenas condiciones y la policía científica está investigando las causas de la muerte, pues no se descarta un homicidio.
“Abuelo, yo nunca de ti me alejaré”, murmuraba ayer Heidi mientras retiraban el cadáver del anciano. La acusación sospecha que esta conducta forma parte de una estrategia para alegar trastornos psicológicos.
Al parecer, en las contadas ocasiones en las que Heidi bajaba al pueblo a sacar el dinero de la pensión, explicaba que su abuelo había conocido a una mujer por Meetic y estaba todo el día enganchado a Internet. Esta era la razón que esgrimía también cuando se le preguntaba por qué el anciano había dejado de vender queso artesanal.
La policía interroga ahora al círculo más cercano de Heidi. Su esposo, el pastor Pedro, se ha mostrado consternado. “¡Cáscaras!”, ha exclamado al salir de la comisaría. Según fuentes del pueblo, durante el juicio Heidi intento culparle, diciendo que “estas cosas las lleva mi marido”.
El juez ha dictaminado prisión sin fianza para Heidi, que ha sido ingresada en la cárcel de Ginebra, muy cerca de donde cumple condena Marco por el asesinato de su madre.
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