Frank Caprio es un juez que es conocido por ser muy justo a la hora de dictar sentencias. Si bien nadie se salva de su castigo, él siempre recuerda que todos somos humanos y cometemos errores.
Uno de esos casos fue el de una mujer que fue multada luego de estacionarse en la acera y no donde correspondía, ante ello debía pagar 100 dólares, los cuales no pagó y, peor aún, nunca se presentó a pagar las multas subsiguientes.
Ante esto, el juez tenía que determinar una sentencia para la mujer, pero antes de eso quiso preguntarle a la pequeña hija de 6 años de la mujer cómo se sentía, a lo que ella respondió que extremadamente hambrienta después de haber pasado toda la mañana en la corte acompañándola.
A raíz de esto, es que juntos determinaron que la sentencia de su madre sería llevarla a ella y a su otra hermana a tomar un delicioso desayuno.
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